Sobrarbe y Ribagorza cuentan con una gastronomía típica y sobria, en parte propia, aunque compartiendo similitudes con el resto del Pirineo y de Aragón. La gastronomía de este territorio traduce en la mesa la riqueza de la diversidad de su paisaje. Está elaborada con todo tipo de detalles y atenciones, en base a una materia prima propia, avalada por los productos con garantía de calidad y comandada por unos excelentes profesionales que priman la atención y el servicio.  

Junto a los modos populares de cocinar y disfrutar en la mesa, los productos de la tierra configuran toda una cultura gastronómica, un rico patrimonio para preservar y poner en valor, que cobra fuerza día a día vinculado estrechamente al territorio y que se ha convertido en uno más de sus activos turísticos.

Las setas, la ganadería de montaña, los productos de la caza, la trufa, los quesos y embutidos (entre ellos, la archiconocida “Longaniza de Graus”), así como la repostería y los vinos y licores, etc. son algunos de los argumentos gastronómicos que podemos encontrar en este territorio.

Como platos más típicos destacan: el ternasco a la brasa, al horno o guisado, el cordero a la pastora, patatas con sopas y con carne, la trucha de río y los productos procedentes de la matacía, además de los pastillos, los crespillos…

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